Hemos dejado una reseña sobre Irene Nemirovsky en esta misma web, porque nos parece una autora muy interesante, y una autora que cumple todos los fundamentos que buscamos en esta web para ello.
Nacida en la capital ucraniana, en 1903, aunque por aquellos años no existía como país, sino que estaba integrada en el imperio ruso, pronto tuvo que salir al exilio, y tras varios años afincarse definitivamente en Francia, hasta el punto de que estudiando con dieciocho años, ya en la Sorbona, comenzó a integrarse de tal forma en la sociedad francesa, que muchos le consideran como una autora francesa. Yo particularmente no comparto esta idea, creo que es una autora que constantemente busca sus raíces, no olvida su condición de judía, al menos en cuanto a provenir de una raza y una cultura con tan marcado carácter, y todo ello, se aprecia constantemente en sus libros.
La suite francesa es una obra realmente importante, posiblemente la más importante de su producción, y con una curiosa historia. Como explicamos en la reseña la autora fue llevada a un campo de concentración, y su obra quedó desperdigada y perdida. Las hijas, entre otras pertenencias, documentos y cartas poseían una libreta con notas, que no habían leído porque pesaban que se trataba de un diario, y consideraban lo duro de su contenido. No fue hasta los años noventa que una de las hijas lo leyó, y apreciaron, no solo que se trataba de una novela, sino su alto valor literario.
Así fue como acabó publicándose en el año 2004, ganando ese mismo año el premio Renaudot, y comenzando a acaparar tales reconocimientos que prodigiosamente fue traducida y publicada por todo el mundo. Su reconocimiento, y la expansión de la obra fue tal que en apenas nueve años se rodó una superproducción que también obtuvo un éxito considerable.
La novela pretendía ser una gran obra sobre la ocupación alemana, nazi, en tierras francesas, pero lamentablemente apenas pudo realizar las dos primeras partes. La primera parte, la Tempestad en junio recoge precisamente la entrada de los socialistas nacionalistas en 1940, y la consecuente desbandada de los ciudadanos parisinos.
La segunda parte, Dolce, recoge el ambiente y la vida durante la ocupación, y la guerra, en un pequeño pueblo de provincias, la convivencia entre los alemanes y los franceses que vivían en el pueblo y las granjas de la comarca.
Humanidad, es lo que rezuma la novela. Esperanza. Unos valores impresionantes, sin juzgar a esos soldados que en ocasiones evidencian que ni ellos mismos saben lo que hacen allí, y que en realidad lo que quisieran todos es estar en sus casas alemanas. Tiene especial valor que esta visión de los ocupantes la ofrezca una persona que sufría esa ocupación, y acabó deportada en una campo de concentración. Quizá sería muy fácil contar desde esos puntos de vista la novela ahora, pero lo está contando de primera mano una persona que huía, temía y sufría la ocupación.
Los personajes están tratados con naturalidad y humanidad. Grandes momentos de la historia europea tratados desde los actos cotidianos, y reales de una familia burguesa, y de un colectivo de ciudadanos.
La novela transita de los escenarios de horror colectivo a la intimidad de escenas y personajes, de la tragedia de los franceses huyendo, saliendo sobre todo de la capital, a la tensión de la convivencia, al sinsentido de la situación.
En definitiva, un libro muy recomendable, el más conocido dentro de la producción de la autora, y sin duda el más importante, aunque la obra de Nemirovsky es para tratar en profundidad, y disfrutar de ella. En esta web os dejamos varias recomendaciones más, como la novela David Golder.









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