En los años ochenta Kundera era uno de los autores más leídos y reconocidos, su obra de 1985 La insoportable levedad del ser fue un verdadero boom literario, reeditado y traducido a numerosos idiomas, incluso llevado al cine, aunque con un discreto resultado. Después de este libro publicó tres libros más de 1988 a 1998, y tras publicar en el año 2000 La ignorancia, se sumó en un absoluto silencio que duró 20 años, únicamente rotos por una sencilla obra menor en 2014 titulada La fiesta de la insignificancia.
La obra que os presentamos es por tanto la que cierra voluntariamente su período de éxito y abre un largo silencio del autor. ¿Consideró Kundera que lo había dicho todo después de esta obra?.
La ignorancia es ya una obra de madurez de Kundera, a mi juicio una obra muy personal, donde trata con profundidad temas que ha vivido en primera persona, principalmente el exilio, la emigración, la memoria o el extrañamiento.
Pese a lo relativamente reciente de su publicación, en el año 2000, es una de las primeras novelas que más abiertamente trata en la literatura contemporánea la inmigración. Quizá mejor dicho, la relación de ese inmigrante con su patria. Ahora, tras poco más de veinte años, la inmigración es uno de los temas más importantes y acuciantes de hoy, lo que nos da una medida de la velocidad a la que están cambiando el mundo y los problemas sociales.
La novela es posiblemente una de las más autobiográficas del autor, por el evidente tema que habrá sufrido Kundera en su vida con el exilio, y con la cuestión de la vuelta a su país una vez que afortunadamente el comunismo había caído.
La novela relata la historia de una mujer y un hombre que se encuentran por casualidad durante su viaje de regreso al país natal del que emigraron hace veinte años. Sobre ellos construirá una historia con continuas indagaciones sobre la memoria, tan subjetiva y selectiva en ocasiones, con reflexiones sobre la vida en sus respectivos países de acogida, con la expectativa de la vuelta, y los amores olvidados o los amores posibles.
Tras dicha larga ausencia, los protagonistas han vivido sumidos en un inmenso olvido, o quizá ha no han querido saber. Otro de los grandes temas del libro.
También en la novela encontramos otros temas familiares de Kundera, no como repetición, sino como reconocimiento de un estilo y unas preocupaciones habituales en su obra. Sobre todo encontramos el problema de la identidad, que parte de que no conocemos a las personas que creemos conocer y no nos conocemos a nosotros mismos, porque la memoria es selectiva y nuestros recuerdos no coinciden con los de los otros, y no pueden ser verificados. Esta es la visión personal de Kundera sobre la ignorancia, el no saber los unos de los otros, con la complicidad del olvido.
Nos encontramos igualmente ante un mundo triste y trágico, el del postcomunismo, que ha arrasado tantas dimensiones profundas de la persona. Donde de nuevo encontramos la ausencia de Dios, o de la duda de su existencia, y por tanto la falta de un sentido profundo, de una carencia de profundidad en la búsqueda de la vida.
También temas habituales de Kundera como el sexo está muy presente en la obra, en concreto mediante la contraposición entre sexo y amor, y la huida hacia un amor perdido y quizá por ello idealizado.
Un libro que se lee casi de tirón, quizá por ser también relativamente breve, menos de doscientas páginas, pero también porque la lectura es fluida, fácil, con continuos viajes interiores que enriquecen la historia, que en ocasiones prácticamente queda relegada a la historia interior de cada uno de ellos, en algunos casos, de cada uno de nosotros.
De Kundera tenemos una reseña específica sobre el autor en la web, además de otras obras comentadas en autores a descubrir.
Os dejamos enlace a un artículo sobre el controvertido escritor checo.









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