La vida e historia de Irene Nemirovsky es tan sumamente intensa, profunda y literaria que supera en intensidad al mejor de sus libros. Es lamentable que así fuera, pero eso fue lo que depararon los turbulentos años del período de entre guerras para tantos y tantos europeos, especialmente judíos como ella.
Nacida en Kiev, en 1903, en lo que entonces era el imperio ruso. Hija de familia judía de banqueros, de alta posición económica, se educó en Kiev en varios idiomas, especialmente en francés, idioma culto de la época. Sin embargo cuando apenas contaba con 15 años tuvo que salir huyendo del país. El gran triunfo de la izquierda supuso que miles de personas tuvieran que salir huyendo del país, sin más motivo que las caprichosas listas de perseguidos que hacían los bolcheviques.
Tras pasar un par de años de exilio acabaron instalándose en Francia. A los 18 años ingresó en la Sorbona para estudiar letras. En torno a los años 30 se casó con otro banquero judío, tuvo dos hijas y comenzó sus primeras publicaciones.
Sus novelas
Su primera novela fue David Golder, de la que tenemos una específica reseña en la web, en libros sugeridos David Golder.
Una obra muy personal, con mucho de autobiografía, como es frecuente en casi todos sus libros. Una historia que relata de en dos pinceladas de mucha fuerza narrativa la salida del gueto y la pobreza en Ucrania, hasta encontrar ese self made man que amasa gran fortuna desde la nada. Sin embargo, no es tan relevante esa historia como la profundidad de los personajes, y las historias que giran en torno a ellos. Unos temas y un personaje que en cierto modo reencontramos en otras obras, como Los perros y los lobos.
Fue el primer libro con el que obtuvo un reconocimiento, y que de hecho le abrió importantes relaciones literarias. La obra se siguió reeditando, y años después se llevó al cine por Julien Duvivier, con el mismo nombre.
Un año después publica El baile, que narra el difícil paso de una adolescente a la edad adulta, y que fue adaptada al cine inmediatamente, permitiendo a Irène Némirovsky ampliar su círculo literario a personas importantes en la época como Joseph Kessel y Jean Cocteau.
En éstos años se da otra circunstancia importante, como es la conversión al catolicismo de la escritora. Esa conversión se empieza a hacer presente también en sus obras. Así, en Los perros y los lobos, Nemirovsky, aparece como deseosa de confiarse en Dios ante las penurias. Ya hay referencias anteriores al apoyo divino, pero en ésta novela explicita el sufrimiento de una judía exiliada que encuentra el contrapunto de la esperanza en Dios: «Al confiarse a Dios en la enfermedad y en la muerte, las horas transcurren con una deliciosa lentitud».
Esta novela que leí recientemente recoge también esos ecos biográficos que comentábamos antes, el gueto judío, la salida presurosa de su hogar, esos personajes tan particulares que construyen un imperio de la nada, la búsqueda y confirmación de la identidad personal, y en relación a su pueblo siempre sufriente. Una novela construida desde la infancia hasta la madurez del personaje, desde Ucrania a París. Sin duda lo más destacado, como en casi toda su obra, es la profundidad de los personajes, la delicadeza en la escritura, una novela donde se mezcla la grandilocuencia de los banqueros con la intimidad de los personajes.
A mi me gustó bastante, todas las obras suyas me parecen buenas. Es verdad que quizá la suite esté un poco por encima, pero también quizá lo veamos así por su mayor ambición literaria, en cuanto a la historia que cuenta se refiere, en cuanto a su extensión, (las otras novelas que he leído no superan en general las doscientas páginas), en cuanto a la relación entre la novela y la vida personal de la autora. Sin duda es una gran obra, pero la línea del resto de novelas no decae, no es una autora, como otras u otros, (que me callo), que para mí si que tienen cierta irregularidad en sus obras, autores capaces de compaginar obras maestras con otras bastante normalitas. Nemirovski brilla siempre a buena altura.
Los años finales
Volviendo a la biografía de la autora, cabe recordar que el antisemitismo fue una auténtica cuestión de estado en la Francia de entreguerras. Aunque ya venía así desde finales del XIX. A mi particularmente me impresionó mucho, hasta el punto de que tengo un relato escrito sobre el caso Dreyfuss, que me publicaron en 2023, y que he colgado en algún sitio de ésta misma web. (A pie de este artículo os dejo el enlace al relato).
En ese contexto hay que entender también lo que ocurrió en Alemania. No fue una novedad o una manía personal hitleriana, había un arraigado antisemitismo en la sociedad del que se valieron, como siempre que ven algo de dónde sacar ventaja, los políticos.
En éste caso, es llamativo que siendo una escritora en lengua francesa, reconocida y publicada con éxito, llevada al cine en varias ocasiones, e integrada incluso en ciertas élites, al menos culturales de la sociedad francesa, el gobierno francés rechazara su petición de nacionalización en 1938.
Este antisemitismo creó un caldo de cultivo que facilitó en parte las barbaries posteriores, y del que fue una víctima más la familia de Irene.
Así, el 13 de julio de 1942, por el mero hecho de tener origen judío, Irene fue arrestada por la gendarmería francesa e internada en el campo de Pithiviers, de donde sería muy pronto deportada a Auschwitz. El mismo día del arresto, su marido emprendió innumerables gestiones para lograr su liberación pero finalmente en octubre de 1942 también fue arrestado, deportado a Auschwitz y, al poco tiempo de llegar, asesinado en la cámara de gas el 6 de noviembre de 1942, muriendo con sólo 39 años. Paralela suerte siguió Irene, quien murió de tifus en el tristemente famoso campo de concentración el 17 de agosto de 1942.
Pero si el totalitarismo pudo acabar con su vida, no pudo hacerlo con su obra, que surgió como un ave fénix, con una historia tan bonita y curiosa que cualquier creyente religioso sabe que no puede ser casual. Y es que años después de su muerte, sus hijas y editor, fueron recopilando escritos, capítulos desperdigados, hasta que pudieron conformar la obra de un modo milagroso, vistos los acontecimientos. Así es más o menos la historia de cómo se recuperó y se editó finalmente la Suite francesa, y cómo esta obra quedó convertida por estos avatares de su historia personal en un libro póstumo del que podemos afirmar que es un verdadero regalo divino, un regalo con el que Dios quiso hacer justicia con la autora y devolverle como ofrenda un triunfo de la literatura sobre la muerte.
dreyfus (Publicado en la Antología de relatos judiciales, Editorial Vinatea, 2023).







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