Podríamos decir que se trata de un retrato de familia, compuesto básicamente a través de dos momentos, una primera parte en la que los niños son menores, y una segunda en la que han crecido y empiezan a asumir las obligaciones y cuidado de la familia Frontenac (sobre todo el mayor porque así le corresponde por su posición en la familia)
Y ello porque principalmente el libro es en cierto modo un homenaje a la familia, y porque gira sobre las responsabilidades y compromisos que uno adquiere en la vida, obligaciones en éste caso de fidelidad y de proteger una familia en sentido amplio, cuidar de sus valores, incluso aunque uno conviva con sus propias contradicciones. Esas contradicciones entre la carne y el espíritu, entendiendo por lo carnal los aspectos materiales y la ambición económica, tan frecuentes en la obra de Mauriac.
Es de sensibilidad, además de responsabilidad, el papel que el hermano mayor ha de desempeñar dentro de la familia “En el momento en que la muerte le sorprendiera sabía que su hermano mayor estaría allí, cogiéndole la mano, acompañándole lo más posible, hasta el límite, hasta el borde de las tinieblas”.
Es por tanto una nueva profundización en la condición humana por parte del autor, un libro interesante y muy recomendable. Quizá literariamente sea Therese Desqueyroux el libro más apreciado, pero a mi particularmente este libro me resultó muy agradable, incluso entrañable en cierto momentos. Además de contener numerosas citas y páginas dignas de de merecer una mayor reflexión.
Un pasaje que me ha gustado especialmente es un sencillo diálogo del adolescente con una voz interior, que le acompaña desde hace tiempo, no sabe si es su propia voz o si realmente dialoga con Dios. Dios le manifiesta que lo ha elegido pero el joven se rebela, quiero ser libre, y efectivamente nunca dejará de ser libre una criatura de Dios, libre incluso para equivocarse. “Tú eres libre de arrastrar por el mundo un corazón que no he creado para el mundo, libre de buscar sobre la tierra un alimento que no te está destinado, libre de intentar saciar un hambre que no encontrará su satisfacción en nada, ningún criatura bastará para apagar tu ansiedad, y tú correrás de una a otra”.
La obra, como tantas del autor se desarrolla cerca de Burdeos, su Burdeos y Las Landas.
Aconsejaros adentraos en el misterio que protege, que cuida esa familia. Con esa protección y fidelidad que llega y arropa desde más allá de la vida terrenal.









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