No me ha sorprendido leer que Henry James había escrito que le resultaba un criterio decisivo en la construcción de una novela la idea de que la intriga debe emanar de los personajes, y no al contrario.
Tengo bastante reciente la lectura de una novela de Henry James imprescindible en la historia de la novela de misterio, Otra vuelta de tuerca. Hay quien dice en la historia de la novela de terror, y quizá sería más apropiado. Pero para mí lo más apreciable es el terror psicológico que se mantiene a lo largo de la novela. No los hechos, sino la tensión interna de los personajes, especialmente de quien nos relata la historia.
La novela es más que recomendable, no sólo por esa importancia que tiene en la historia de la literatura, sino porque realmente su interés literario y su disfrute sigue plenamente vigente.
Hay que partir de que ya casi hablaríamos de novela histórica, resulta tan lejana esta sociedad victoriana, sus costumbres y valores, su ritmo pausado, y su contraste entre la tensión de la agitada city londinense y la apacible vida de las residencias en la preciosa campiña inglesa, que resulta demasiada alejada de nuestra realidad actual como para sentirnos parte de la historia. Hay que acudir a ella disfrutando de un viaje en el tiempo, el espacio, la sociedad y la educación, pero ese es uno de los grandes y maravillosos milagros que nos regalan los libros.
No me gusta destripar los libros. No diré nada que no se sepa si recuerdo que se ambienta en una casa de campiña inglesa, principalmente. Un ambiente cerrado donde se masca la tensión de la historia. Y de fondo lo sabido por todos e indicado al principio, una tensión personal que nos traslada la narradora con su experiencia, sus reflexiones, su percepción de las cosas.
Y recordaba esta idea en relación a la obra, donde ciertamente, como decía al principio, la intriga, (el misterio, la preocupación, el terror más bien) emana de los propios personajes, sin que los hechos revistan una especial intensidad, al menos durante gran parte de la novela.
Y ello hay que ponerlo en relación con la penosidad que rodea nuestro panorama literario actual, y que hace más grandes a estos libros clásicos. Qué difícil es encontrar una novela actual que maneje y mantenga la tensión sin necesidad de cargarse a alguien cada veinte páginas, o sin impregnar de violencia toda la novela. Qué difícil es encontrar hoy un maestro del suspense, un autor que saque la tensión de unos personajes ricos, humanos y creíbles. En definitiva, qué difícil nos resulta encontrar novelas de misterio actuales, a las que se aúne la tensión del misterio con la calidad literaria.
Lo habitual hoy, y en mucha literatura de quiosco anterior (sin desmerecer honrosas excepciones vendidas en ediciones baratas o en seriales), hace que los personajes nazcan de la intriga y no al revés. Es decir, se crea una historia y se va llenando con personajes, adaptándolos a las necesidades del transcurrir de la historia, ya no tenemos grandes personajes de los que nazcan novelas intensas.
¿Qué personaje nos aporta desde su mero interior una intensidad e inquietud como la que nace de la sencilla narración de Otra vuelta de tuerca?. Eso sin contar que todo personaje que pretenda alcanzar relevancia ha de responder al tópico del pensamiento de moda. ¿Por qué nadie se atreve a hacer una novela negra con un policía que sea un buen padre de familia?, ¿o con un personaje políticamente incorrecto?, no es que disfrutara yo especialmente con ello, pero me aterra esta autocensura. Quizá vendiera menos libros, me dicen los que entienden del tema, pero seguramente esa libertad de pensamiento daría a su vez una mayor libertad creativa.









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